Archivo por meses: junio 2022

Andaluzas

Aunque las encuestas coincidían por dónde podían discurrir los resultados electorales en Andalucía, existía un cierto margen de sorpresa. Desconcertaba el nivel de participación y el treinta por ciento de indecisos. Pero el sentir demoscópico generalizado apuntaba que Juan Manuel Moreno necesitaría pactar con Macarena Olona para formar gobierno, una vez descartada la abstención.

La candidata de Vox interesaba en los dos debates un pacto preelectoral con su homólogo del PP, que daba la callada por respuesta. La formación que irrumpió sorpresivamente con doce diputados en las autonómicas andaluzas de 2018, y que posibilitó desalojar después de 37 años a los socialistas de San Telmo, seguía siendo objeto durante la campaña de un cordón sanitario por el “establishment” del bipartidismo. El candidato llamado a revalidar la presidencia de la Junta de Andalucía empleó una estrategia basada en la positiva gestión económica y en la encomiable moderación, que a la postre ha dado resultado; de ahí que invocara el voto útil. Había que establecer el reparto de los 109 escaños desde la base electoral de cada partido, y dirimir el transvase de votos.

La formación “veleta naranja” había hecho méritos propios para su defunción electoral. Los estudios electorales también eran unánimes en que la otrora formación hegemónica en la Comunidad más poblada y extensa, granero electoral del socialismo, presentaba dificultades para superar los resultados de Susana Díaz. La extrema izquierda atravesaba una prueba de fuego al concurrir divididos en dos formaciones distintos partidos, con las soflamas electorales de sus dos aguerridas candidatas. Aunque los debates televisivos apenas cambian el voto, cada formación hizo una coherente puesta en escena, estudiada y preparada con sus propias estrategias. Sería un error limitarse al resultadismo electoral, sin analizar y comprender sus causas.

La gran sorpresa de estas elecciones ha sido la histórica, inédita e inesperada mayoría absoluta del PP. A sus veintiséis escaños en 2018 se suman los veintiún de Ciudadanos; más otros once provenientes del voto útil que ha dejado de recibir Vox y algún que otro del ámbito del PSOE. El partido socialista ha perdido tres escaños por el castigo en clave nacional infligido contra la esencia socialdemócrata, por la radical política del presidente Sánchez al pactar con comunistas, independentistas y bilduetarras, para mantenerse en el Gobierno. Con el único apoyo de sus correligionarios resulta complicado ganar las elecciones; salvo la confección de una coalición social-comunista. Ésta ha conseguido treinta y siete escaños frente a los setenta y dos del centro-derecha andaluz, lo que representa una diferencia inaudita entre bloques de treinta y cinco diputados. Las dos formaciones de ideología comunista han experimentado un varapalo con un desplome de diez escaños; sus trasnochadas ocurrencias políticas cada vez se alejan más de la realidad y del sentido común. La desilusión de los votantes de Vox está originada por las altas expectativas generadas en doblar el número de escaños. Y, sobre todo, al no lograr formar gobierno con su socio natural, como en Castilla y León y en la Comunidad de Madrid, con el apoyo de investidura; quién sabe si le pudiera beneficiar. A toro pasado es sencillo criticar su campaña, pero asumieron arriesgar fuerte para conseguir la confianza de otros votantes. No han recibido apoyos de la liquidación de Ciudadanos, porque los votantes de la “veleta naranja” se identifican más con el relativismo ideológico del PP, para quienes la economía es lo importante. Tampoco han conseguido mayores apoyos de los desencantados del PP, que optan por el voto útil en una sociedad líquida. Así se explica su ligero aumento hasta un total de casi quinientos mil votantes, para algunos su techo electoral. Sin embargo, el principal partido de la oposición será fundamental, el único, para librar la batalla cultural.

El centro-derecha andaluz presenta tres variantes: liberal (Ayuso), socialista (Moreno) y conservador (Olona). Si como algunos preconizan las elecciones andaluzas representan un cambio de ciclo electoral para desalojar al inquilino de La Moncloa, sólo será posible si aúnan sus fuerzas. Porque la izquierda mediática está empeñada en menguar los efectivos del adversario político con el divide y vencerás de la antidemocrática discriminación a Vox, y sembrar cizaña interna entre los distintos modelos del PP. La gran aportación de estas elecciones andaluzas, en términos de higiene democrática, ha sido superar la herencia del voto cautivo, perdiendo el miedo a la alternancia política.   

Dueña

Al recordar la narración histórica del Descenso de la Santísima Virgen de la Capilla a la ciudad de Jaén, la noche del 10 al 11 de junio de 1430, revivimos sus desvelos maternales. Aunque la Santa Sede o la autoridad diocesana no se hayan pronunciado sobre el carácter sobrenatural del Descenso, existen datos históricos que avalan esta milagrosa aparición mariana. Por eso los jiennenses han querido agradecer este prodigioso suceso a la Santísima Virgen, bajo la advocación de la Capilla, proclamándola Patrona (Pio XII, 1950) y Alcaldesa Mayor (1967) del Santo Reino.

Como la fe busca entender, según san Agustín, esta devoción se apoya en la tradición, basada en la información testifical recogida en un acta notarial, y no en la mera leyenda, como sostuvo el deán Martínez de Mazas. El ensayo más completo de crítica histórica sobre el Descenso lo ha abordado el periodista Vicente Montuno Morente (1898-1975) en “Nuestra Señora de la Capilla, Madre, Patrona y Reina de Jaén” (Madrid, 1950). Cuando acaece este prodigioso suceso reinaba en España Juan II de Castilla, que, con el condestable Álvaro de Luna, vencería a los musulmanes en la batalla de La Higueruela, en Sierra Elvira (Atarfe). Jaén sería reconquistada en 1246 por Fernando III el Santo. Aunque no había nacido la reina Isabel I, quedaba algo más de medio siglo para la toma de Granada por los Reyes Católicos.

La información del portentoso hecho histórico fue recogida el 13 de junio, en un pergamino auténtico que se conserva en el Archivo de la parroquia de San Ildefonso, ante la presencia de la autoridad competente canónica, el vicario general y juez eclesiástico Juan Rodríguez de Villalpando, siendo obispo de Jaén don Gonzalo Zúñiga. El resumen de la declaración armonizada de los testigos y el sentir de la tradición relata que iban siete mancebos vestidos de blanco, con siete cruces; luego, hasta veinte personas, a manera de clérigos, vestidos de blanco, en filas y rezando. Detrás una dueña o señora, vestida asimismo de ropas blancas, con un manto que arrastraba. Llevaba en su brazo derecho un Niño, como de un año, vestido de blanco y muy hermoso. De la Señora y el Niño salía un resplandor tan grande que veían las casas y las calles como si fuera mediodía. A la derecha de la Señora iba un clérigo parecido a san Ildefonso; al otro lado iba una mujer (una laica, santa Catalina de Alejandría). Detrás de la Señora, trescientas personas, las mujeres delante y los hombres detrás, todos vestidos de blanco y juntos, no en procesión. Después, hasta cien hombres armados. Todos eran ángeles y santos para acompañar a su Reina.

El recorrido discurrió desde la Catedral hasta San Ildefonso, donde la Señora se sentó en un trono de plata. Eran las doce de la noche del 10 de junio. La Santísima Virgen bajó a Jaén para tomar posesión de la ciudad y defenderla de sus enemigos. Felipe II manifestó al conocer esta aparición mariana que entre los grandes milagros era el mayor. En el retablo del Descenso, el tallista anónimo reflejó la tradición oral de Jaén; la imagen de la Virgen (estaba en una capilla y de ahí la advocación) recibía culto antes del Descenso, y una testigo identificó con la “Dueña” del cortejo. Todo el agasajo y culto (Eucaristías, Novena, Rosarios, Ofrendas florales con trajes de chirris y pastiras) que se profesa a la “Dueña”, constituyen actos de hijos agradecidos. En 1930 fue coronada por el obispo Manuel Basulto Jiménez, que, como recompensa a su cariño, le concedería seis años más tarde la caricia y la gracia del martirio, por paradójico que parezca; en 1956 fue recoronada por el obispo Rafael García y García de Castro.

Pero donde realmente quiere reinar es en el corazón de cada jiennense. Por eso, anhelamos con emoción acompañar este sábado a la “Dueña”, como en la noche del Descenso. La curiosidad se desborda por adivinar qué manto (entre los 22) elegirá la Hermana Mayor de la Cofradía, como manifestación de orgullo filial: ¿el blanco de damasco bordado con tisú de oro, obsequio de Isabel II en 1864; el rosa de seda bordado y encaje en plata de la Coronación; el rojo de terciopelo bordado en oro regalo de los Condes de Corbull…? En cualquier caso, piropearemos a nuestra Madre: ¡Guapa, guapa, guapa!