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Grande

El papa Benedicto XVI pasará a la historia por su grandeza humana, intelectual y espiritual. Resulta tan atractiva su figura porque en él se refleja la acción de Dios. No se imaginaba el joven Joseph Aloisius, que se ordenó sacerdote a los 24 años, los planes que la Providencia le tenía reservados. Resultaba evidente su inclinación filosófica y teológica en las universidades de Alemania. Allí recibió la influencia filosófica de Kant, el existencialismo de Heidegger y Jaspers o la literaria de Dostoyevski; también de san Agustín o san Buenaventura, Padres de la Iglesia. Pronto emergió su vocación docente en el seminario y en la Universidad de Bonn, con su conferencia inaugural: “El Dios de la fe y el Dios de la filosofía”, y luego en la Universidad de Münster. Intervino en el Concilio Vaticano II como asesor teológico del cardenal Frings, en documentos sobre el respeto a otras religiones o el derecho a la libertad religiosa. Admiraba a Karl Rahner, pero presentaban planteamientos teológicos diferentes. Coincidió con Hans Küng en la Universidad de Tubinga, pero criticó los planteamientos marxistas de la revolución de mayo de 1968, y más tarde la Teología de la liberación. Fundó la revista “Communio” con von Balthasar, Henri de Lubac o Congar, los teólogos más avanzados. Mantiene diálogos filosóficos con agnósticos como Habermas, principal representante de la Escuela de Frankfurt. Hablaba diez idiomas, además del latín y el griego. Interpretaba al piano la música de Mozart. Reorientó su vocación universitaria al nombrarle Pablo VI arzobispo de Múnich y acto seguido cardenal. Entonces, consultó a su confesor si era correcto declinar dicha responsabilidad (le dijo que no). Juan Pablo II nombró a Ratzinger, pocos años después, prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe; otro encargo que tuvo que asumir en contra de su voluntad, para servir a la Iglesia, con la intención de retomar algún día la enseñanza universitaria. Le encomendó la elaboración del Catecismo de la Iglesia Católica (1992), una de las aportaciones más importantes que nos transmite. Sin embargo, hubo cambio de planes cuando en la primavera de 2005 el colegio cardenalicio le elige sucesor del papa polaco, a quien luego beatificaría en 2011. Sus pretensiones se encontraban lejos de presidir la cátedra de San Pedro: “hasta cierto punto le dije a Dios: por favor, no me hagas esto; evidentemente, en esta ocasión Él no me escuchó”. Recién elegido pontífice se presentó al mundo como: “un simple y humilde trabajador de la viña del Señor”. Pero no se trataba de una falsa humildad: “Me consuela el hecho de que el Señor sabe trabajar y actuar incluso con instrumentos insuficientes, y sobre todo me encomiendo a vuestras oraciones”. Su pontificado (2005-2013) nos ha dejado un rico legado doctrinal y homilético, pero si hubiera que resaltar alguna cualidad especial, esa sería su verdadera y profunda humildad. Esta disposición le ha llevado a servir a Dios hasta el momento que, en conciencia y con libertad, renunció porque le flaqueaban las fuerzas. Como repitió en más de una ocasión, el Espíritu Santo es quien gobierna la Iglesia; a partir de ese momento continuaría colaborando con la Iglesia durante diez años —“cooperatores veritatis”, su lema episcopal y pontificio— retirado en oración. Nos ha dejado momentos célebres como el discurso de Ratisbona (2006): “Fe, razón y la universidad: recuerdos y reflexiones”, en la institución alemana que fuera profesor. Reflexionó que con el cristianismo coexistieron fe y razón; discurso que fue sacado de contexto por sectores islámicos. En el Bundestag impartió una lección magistral (2011) sobre la ley natural, la democracia y la verdad, explicando cómo el cristianismo sitúa como fuentes del derecho a la naturaleza y la razón. Se adelantó a denunciar uno de los males que aquejan a la sociedad: “Se va construyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida solo el propio yo y sus antojos”. Para comenzar me he propuesto releer: “Informe sobre la fe” (1985), la entrevista profética con Vittorio Messori, de plena actualidad; Jesús de Nazaret y la encíclica “Spe Salvi”. El nombre de su pontificado lo toma de san Benito de Nursia, patrón de Europa. En su testamento espiritual nos aconseja mantenernos “firmes en la fe”. “¡Jesús, te amo!” fueron sus tres últimas palabras, que nos invitan dónde poner el corazón.

Begruessung von Papst Benedikt XVI. durch Bundespräsident Christian Wulff und Frau Bettina Wulff vor dem Schloss Bellevue in Berlin

Hipocresía

Los puritanos de velar por la moral pública, han elevado la anécdota a categoría, con la representaciónde los universitarios del Colegio Mayor Elías Ahuja de Madrid. No pretendo defender el comportamiento maleducado y soez de unos jóvenes, probablemente con alguna copa de más, en la puesta de escena ante sus amigas de la residencia Santa Mónica. Pero tampoco que esta “performance” se convierta en una cuestión de Estado, en el que intervenga la Fiscalía, el Congreso de los Diputados y la Universidad Complutense. La mayoría de los grupos parlamentariosno se desvían del guion trazado por la corrección política sobre la ideología de género, implantado por el Gobierno social-comunista. Recuerdo cómo en los inolvidables años universitarios en el Colegio Mayor Albayzín de Granada también nos gustaba transgredir la disciplina. Las normas colegiales establecían que los sábados por la noche se volvía al colegio antes de la una, de lo contrario exigía saltar por el pararrayos, con la amenaza de expulsión; todos los años los residentes vecinos del Colegio Mayor Isabel la Católica nos provocaban con insultos, pero la dirección frustraba una posible batalla campal; les devolvíamos esa visita ganándoles siempre en el torneo de fútbol universitario; a las universitarias de la residencia contigua de “las cortijeras” les piropeábamos con más elegancia —ahora estaría prohibido—: “Eso es un cuerpo y no el de la Guardia Civil” o “Dime como te llamas y te pediré para reyes”. Quizás éramos más románticos cantando canciones de tuna como “Clavelito”, “Cielito Lindo” o “Las Cintas de mi Capa”, pero desde entonces la naturaleza humana no ha experimentado grandes cambios. Por eso, los mensajes ordinarios y chabacanos lanzados por los “ahujos” de “Putas, salid de vuestras madrigueras como conejas; os prometo que vais a follar todas en la capea”, ha llevado hipócritamente a la mayoría de la clase política a rasgarse las vestiduras. Sobre todo, porque las universitarias no se han sentido ofendidas;se trataba de un juego orquestado, como lo demostraba las risas o el turno de réplica a modo “Hola, Fondo norte”, “Hola, Fondo sur”. El Ministerio orwelliano de la Moral, como Gran Hermano, aduce que “es la muestra más evidente de que hace falta educación sexual”. No sabemos si se refiere a la educación sexual de su pareja/o/e/ (utilizando su manido lenguaje inclusivo) que pretendía azotar a la periodista Mariló Montero hasta que sangrara; o la educación de sus correligionarias asaltando en sujetador la capilla de la Universidad Complutense, al grito de “Arderéis como en el 36” o “Vamos a quemar la Conferencia Episcopal por machista y carcamal”. Sin embargo, estos censoresde la moral pública presentan ante la Fiscalía (¿De quién depende? Pues eso) las letras musicales de la sátira de InfoVlogger y Los Meconios de “Volveremos al 36”, por homófoba y guerracivilista; cuando quien la canta es gay y señala a la izquierda por devolvernos a aquel escenario. Esta denuncia denota que encuentran competidores en la hegemonía por la batalla cultural. Después de que los probos políticos condenaran pomposamente a los “ahujos” (“sólo sí, es sí”), las “mónicas” les ponen en evidencia al explicarles que lo han sacado de contexto; pero capaces son ahora de inventar “sólo sí, es no”. Los que están corrompiendo a los menores en los colegios con la promoción delaborto desde los 16 años; los que fomentan la promiscuidad sexual con el suministro gratuito de anticonceptivos; los que han legalizado el cambio de sexo y la pedofilia; los que confunde un piropo y proclamas sarcásticas con delitos de odio (…), quieren imponer su ingeniería social basada en el libertinaje sexual. La coherencia ideológica de este feminismotrasnochado guarda silencio ante el asesinato de la joven iraní Mahsa Amini, por llevar el velo mal colocado. Pero cabalgan contradicciones porque han recibido fondos del régimen de los ayatolás; el mismo que cuelga a los homosexuales por el cuello en una grúa. Si pudieran internarían a los “ahujos” en campos de reeducación sexual, para convertirlos en “hombres blandengues”; aunque éstos alegarían en su descargo la coartada “trans” de sentirse mujeres. Lo políticamente correcto ve la paja en el ojo de los “ahujos”, pero banaliza la viga de la violencia de Estado con la legislación de género. Resulta hipócrita colar el mosquito del caso Ahuja, cuando estos gobernantes están tragándose el camello de pervertir a la juventud.

Pablo

El pasado sábado “el abogado de la pipa”, Pablo Aguayo, se vestía por última vez la toga para comparecer en el juicio final ante el tribunal de la misericordia divina. Ha sido emplazado para celebrar un juicio rápido, después de suficientes pruebas testificales y documentales durante sus 67 años de vida esforzada. En esta ocasión subía a los estrados acompañado de su abogada preferida, la Virgen del Carmen, con el escapulario en el pecho. Al ejercer el derecho a la última palabra y rendir cuentas de los talentos recibidos, conforme a la jurisprudencia paulina habrá expresado: “He peleado el noble combate, he alcanzado la meta, he guardado la fe”; hasta oír el “Visto para sentencia”. Los más allegados sabíamos que se trataba de una buena persona. En consecuencia, un hombre que ha sido bueno y fiel, participa con completa seguridad del gozo de su Señor.

Nos conocimos por primera vez a mediados de los noventa en una nave de Torredonjimeno; mediante un procedimiento cambiario se embargaba bienes a un cliente suyo. Entonces apareció con la cachimba que le caracterizaba y su presencia solemne y ceremoniosa. Aquella actuación judicial entre abogados con intereses encontrados, constituiría el comienzo de una amistad que de forma paulatina ha madurado durante más de treinta años. Además del derecho nos unía que durante la carrera habíamos residido en el Colegio Mayor Albayzín de Granada, aunque en épocas distintas, con amigos en común. La formación que recibimos en este colegio universitario nos dejó un sello indeleble, por lo que con frecuencia recordamos a sus residentes y las añoradas tradiciones; repasábamos con orgullo cómo algunos habían alcanzado notables puestos de responsabilidad en la vida pública, debido a su prestigio profesional.

Pablo Aguayo con Javier Pereda. Hotel Xauen (Jaén)

A raíz de entonces se convirtió en costumbre las frecuentes llamadas para resolver las dudas y consultas propias de los abogados. Casi todas las semanas comentábamos el enfoque jurídico de algún asunto que nos concernía o cambiamos pareceres sobre cómo proceder en algún aspecto de deontología profesional. Era muy estudioso y trabajador de los asuntos, dominaba casi todas las disciplinas del derecho; comentábamos cómo los abogados de pueblo teníamos que llevar de todo. Colaboramos más estrechamente en algunos asuntos profesionales, debido a la amistad y confianza que profesábamos. Recuerdo las cinco sesiones de un maratoniano juicio en la Audiencia Provincial de Madrid. Durante una semana estuvimos concentrados en un hotel, para perfilar los mil detalles de cada vista diaria, después de haber estudiado más de tres mil folios, recogidos en nueve tomos. La acusación particular estaba compuesta por cuatro letrados más el ministerio fiscal. De aquellos días intensos guardamos anécdotas inolvidables. Su perspicacia, la capacidad de trabajo y los conocimientos de derecho mercantil resultaron decisivos. Unos meses antes, colaboramos en un juicio de resonancia mediática en la ciudad, sobre al traspaso de las acciones del equipo de fútbol de la ciudad.

En la foto tomada por José Antonio Gutiérrez en la terraza del hotel Xauen, convocamos en rueda de prensa a los medios de comunicación para comentar la sentencia; ahora ha resultado ser una foto premonitoria de la eternidad, con la Catedral (en donde asistía con frecuencia), la Merced y el cielo nublado de Jabalcuz. También tuvimos un trato cercano en las elecciones municipales de la ciudad jienense en 2003. Veintisiete entusiastas profesionales y amigos irrumpimos ante el bipartidismo capitalino, lo que provocó suspicacias y revuelo social, con una lista inédita para defender un proyecto político nuevo. La muerte de Pablo supone una llamada personal para prepararnos a esta citación, que no tardará mucho. Experimenté su corazón grande, con el que siempre perdonó a los demás. Se desvivía por su familia y como abogado asumía los problemas de los clientes. Era tal la intensidad de su compromiso y trabajo, las tensiones y los problemas que compartía, que un infarto de corazón puso el punto y final.

Le echaremos de menos, pero a partir de ahora la comunión espiritual nos mantendrá más unidos; estos días he mantenido las conversaciones de antaño. Su vida normal y ejemplar sirve de modelo para imitarle en realizar con perfección el trabajo. La entrega incondicional a su mujer, hijos y nietos, a los que quería con pasión, lo aprendió del Maestro abrazado a la Cruz. Pablo, muchas gracias por tu amistad eterna, porque has sabido aplicar el espíritu del Albayzín.     

Diario Ideal 08/07/2022