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Grande

El papa Benedicto XVI pasará a la historia por su grandeza humana, intelectual y espiritual. Resulta tan atractiva su figura porque en él se refleja la acción de Dios. No se imaginaba el joven Joseph Aloisius, que se ordenó sacerdote a los 24 años, los planes que la Providencia le tenía reservados. Resultaba evidente su inclinación filosófica y teológica en las universidades de Alemania. Allí recibió la influencia filosófica de Kant, el existencialismo de Heidegger y Jaspers o la literaria de Dostoyevski; también de san Agustín o san Buenaventura, Padres de la Iglesia. Pronto emergió su vocación docente en el seminario y en la Universidad de Bonn, con su conferencia inaugural: “El Dios de la fe y el Dios de la filosofía”, y luego en la Universidad de Münster. Intervino en el Concilio Vaticano II como asesor teológico del cardenal Frings, en documentos sobre el respeto a otras religiones o el derecho a la libertad religiosa. Admiraba a Karl Rahner, pero presentaban planteamientos teológicos diferentes. Coincidió con Hans Küng en la Universidad de Tubinga, pero criticó los planteamientos marxistas de la revolución de mayo de 1968, y más tarde la Teología de la liberación. Fundó la revista “Communio” con von Balthasar, Henri de Lubac o Congar, los teólogos más avanzados. Mantiene diálogos filosóficos con agnósticos como Habermas, principal representante de la Escuela de Frankfurt. Hablaba diez idiomas, además del latín y el griego. Interpretaba al piano la música de Mozart. Reorientó su vocación universitaria al nombrarle Pablo VI arzobispo de Múnich y acto seguido cardenal. Entonces, consultó a su confesor si era correcto declinar dicha responsabilidad (le dijo que no). Juan Pablo II nombró a Ratzinger, pocos años después, prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe; otro encargo que tuvo que asumir en contra de su voluntad, para servir a la Iglesia, con la intención de retomar algún día la enseñanza universitaria. Le encomendó la elaboración del Catecismo de la Iglesia Católica (1992), una de las aportaciones más importantes que nos transmite. Sin embargo, hubo cambio de planes cuando en la primavera de 2005 el colegio cardenalicio le elige sucesor del papa polaco, a quien luego beatificaría en 2011. Sus pretensiones se encontraban lejos de presidir la cátedra de San Pedro: “hasta cierto punto le dije a Dios: por favor, no me hagas esto; evidentemente, en esta ocasión Él no me escuchó”. Recién elegido pontífice se presentó al mundo como: “un simple y humilde trabajador de la viña del Señor”. Pero no se trataba de una falsa humildad: “Me consuela el hecho de que el Señor sabe trabajar y actuar incluso con instrumentos insuficientes, y sobre todo me encomiendo a vuestras oraciones”. Su pontificado (2005-2013) nos ha dejado un rico legado doctrinal y homilético, pero si hubiera que resaltar alguna cualidad especial, esa sería su verdadera y profunda humildad. Esta disposición le ha llevado a servir a Dios hasta el momento que, en conciencia y con libertad, renunció porque le flaqueaban las fuerzas. Como repitió en más de una ocasión, el Espíritu Santo es quien gobierna la Iglesia; a partir de ese momento continuaría colaborando con la Iglesia durante diez años —“cooperatores veritatis”, su lema episcopal y pontificio— retirado en oración. Nos ha dejado momentos célebres como el discurso de Ratisbona (2006): “Fe, razón y la universidad: recuerdos y reflexiones”, en la institución alemana que fuera profesor. Reflexionó que con el cristianismo coexistieron fe y razón; discurso que fue sacado de contexto por sectores islámicos. En el Bundestag impartió una lección magistral (2011) sobre la ley natural, la democracia y la verdad, explicando cómo el cristianismo sitúa como fuentes del derecho a la naturaleza y la razón. Se adelantó a denunciar uno de los males que aquejan a la sociedad: “Se va construyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida solo el propio yo y sus antojos”. Para comenzar me he propuesto releer: “Informe sobre la fe” (1985), la entrevista profética con Vittorio Messori, de plena actualidad; Jesús de Nazaret y la encíclica “Spe Salvi”. El nombre de su pontificado lo toma de san Benito de Nursia, patrón de Europa. En su testamento espiritual nos aconseja mantenernos “firmes en la fe”. “¡Jesús, te amo!” fueron sus tres últimas palabras, que nos invitan dónde poner el corazón.

Begruessung von Papst Benedikt XVI. durch Bundespräsident Christian Wulff und Frau Bettina Wulff vor dem Schloss Bellevue in Berlin

Hipocresía

Los puritanos de velar por la moral pública, han elevado la anécdota a categoría, con la representaciónde los universitarios del Colegio Mayor Elías Ahuja de Madrid. No pretendo defender el comportamiento maleducado y soez de unos jóvenes, probablemente con alguna copa de más, en la puesta de escena ante sus amigas de la residencia Santa Mónica. Pero tampoco que esta “performance” se convierta en una cuestión de Estado, en el que intervenga la Fiscalía, el Congreso de los Diputados y la Universidad Complutense. La mayoría de los grupos parlamentariosno se desvían del guion trazado por la corrección política sobre la ideología de género, implantado por el Gobierno social-comunista. Recuerdo cómo en los inolvidables años universitarios en el Colegio Mayor Albayzín de Granada también nos gustaba transgredir la disciplina. Las normas colegiales establecían que los sábados por la noche se volvía al colegio antes de la una, de lo contrario exigía saltar por el pararrayos, con la amenaza de expulsión; todos los años los residentes vecinos del Colegio Mayor Isabel la Católica nos provocaban con insultos, pero la dirección frustraba una posible batalla campal; les devolvíamos esa visita ganándoles siempre en el torneo de fútbol universitario; a las universitarias de la residencia contigua de “las cortijeras” les piropeábamos con más elegancia —ahora estaría prohibido—: “Eso es un cuerpo y no el de la Guardia Civil” o “Dime como te llamas y te pediré para reyes”. Quizás éramos más románticos cantando canciones de tuna como “Clavelito”, “Cielito Lindo” o “Las Cintas de mi Capa”, pero desde entonces la naturaleza humana no ha experimentado grandes cambios. Por eso, los mensajes ordinarios y chabacanos lanzados por los “ahujos” de “Putas, salid de vuestras madrigueras como conejas; os prometo que vais a follar todas en la capea”, ha llevado hipócritamente a la mayoría de la clase política a rasgarse las vestiduras. Sobre todo, porque las universitarias no se han sentido ofendidas;se trataba de un juego orquestado, como lo demostraba las risas o el turno de réplica a modo “Hola, Fondo norte”, “Hola, Fondo sur”. El Ministerio orwelliano de la Moral, como Gran Hermano, aduce que “es la muestra más evidente de que hace falta educación sexual”. No sabemos si se refiere a la educación sexual de su pareja/o/e/ (utilizando su manido lenguaje inclusivo) que pretendía azotar a la periodista Mariló Montero hasta que sangrara; o la educación de sus correligionarias asaltando en sujetador la capilla de la Universidad Complutense, al grito de “Arderéis como en el 36” o “Vamos a quemar la Conferencia Episcopal por machista y carcamal”. Sin embargo, estos censoresde la moral pública presentan ante la Fiscalía (¿De quién depende? Pues eso) las letras musicales de la sátira de InfoVlogger y Los Meconios de “Volveremos al 36”, por homófoba y guerracivilista; cuando quien la canta es gay y señala a la izquierda por devolvernos a aquel escenario. Esta denuncia denota que encuentran competidores en la hegemonía por la batalla cultural. Después de que los probos políticos condenaran pomposamente a los “ahujos” (“sólo sí, es sí”), las “mónicas” les ponen en evidencia al explicarles que lo han sacado de contexto; pero capaces son ahora de inventar “sólo sí, es no”. Los que están corrompiendo a los menores en los colegios con la promoción delaborto desde los 16 años; los que fomentan la promiscuidad sexual con el suministro gratuito de anticonceptivos; los que han legalizado el cambio de sexo y la pedofilia; los que confunde un piropo y proclamas sarcásticas con delitos de odio (…), quieren imponer su ingeniería social basada en el libertinaje sexual. La coherencia ideológica de este feminismotrasnochado guarda silencio ante el asesinato de la joven iraní Mahsa Amini, por llevar el velo mal colocado. Pero cabalgan contradicciones porque han recibido fondos del régimen de los ayatolás; el mismo que cuelga a los homosexuales por el cuello en una grúa. Si pudieran internarían a los “ahujos” en campos de reeducación sexual, para convertirlos en “hombres blandengues”; aunque éstos alegarían en su descargo la coartada “trans” de sentirse mujeres. Lo políticamente correcto ve la paja en el ojo de los “ahujos”, pero banaliza la viga de la violencia de Estado con la legislación de género. Resulta hipócrita colar el mosquito del caso Ahuja, cuando estos gobernantes están tragándose el camello de pervertir a la juventud.

Corea

El día 20 de septiembre se recuerda a los mártires de la Iglesia católica de Corea durante los siglos XVIII y XIX. Al resultar poco conocida la historia de los 10.000 católicos asesinados por las autoridades coreanas, se trae a colación este conmovedor relato. Al ubicarse la península de Corea en el paralelo 38º, podemos hacernos cargo de sus vicisitudes históricas. Por el norte linda con China y Rusia, próxima a la ciudad de Vladivostok; al sureste con Japón; al oeste, en una extensión de mil kilómetros y separado por el mar Amarillo, se encuentra en línea descendente: Pekín, Shanghái, Taiwán y Hong Kong. Era previsible que Corea, rodeada de sus vecinos imperialistas —Rusia, China y Japón—, haya padecido constantesinvasiones a lo largo de la historia. La actual configuración de Corea del Norte y del Sur, obedece a la división realizada en 1945, después de la Segunda Guerra Mundial, desde la capitulación japonesa. Estas dos naciones, pese a su identidad cultural en origen, representan modelos antagónicos en lo político, económico y religioso. La del Norte, con 26 millones de coreanos y su capital Pionyang está regida por la dictadura marxista-leninista de Kim Jong-un, motivadapor la ocupación soviética después de la evacuación nipona; practicar la religión cristiana lleva aparejada la muerte. La del Sur, con 51 millones de habitantes y la capital en Seúl, ostenta un régimen democrático conseguido bajo los auspicios de Estados Unidos, en donde prevalece la libertad religiosa y económica; su PIB per cápita es quince veces superior al del país comunista. Algunos leves gestos de reunificación como las olimpiadas o el ferrocarril que une a los dos países, albergan ligeras esperanzas. El origen etimológico de Corea radica en la dinastía “Goryeo”, que gobernaba en el siglo XIII; entonces el comerciante italiano Marco Polo reconoció esta región, mediante sus exploraciones por el mar de China oriental. Este fue el primer contacto del mundo europeo con la nación coreana. Durante la dinastía Joseon (1392-1910) la religión nacional era el budismo y el confucionismo, estando prohibido el catolicismo. Corea es uno de los pocos países del mundo en donde el catolicismo fue promovido por laicos coreanos. Por la curiosidad inicial de intelectuales en la búsqueda de la verdad religiosa hasta que, cincuenta años después, llegó la Misión Extranjera de París. En 1784, los estudiantes coreanos Hong Yu y Peter Lee Byeokdescubren en Pekín, al realizar intercambios culturales,libros cristianos del jesuita italiano Mateo Ricci, que falleció en China en 1610; continuador de la misión iniciada por san Francisco Javier. Estos estudiantes empiezan a rezar y a practicar el contenido de estas obras, y solicitan ser bautizados por los jesuitas de la capital china, extendiendo su mensaje a millares de compatriotas. Diez años después, con su apostolado, la Iglesia en Corea alcanza 10.000 fieles. El primer sacerdote chino que ingresa clandestinamente en la península es James Chu Mum-mo, que moriría mártir siete años después. En 1802, el rey Sunjo emitió un edicto por el que ordenaba el exterminio de todos los cristianos, por no venerar a sus ancestros y para evitar la incursión de los poderes europeos en el este asiático.En 1845 se ordena Andrew Kim, el primer sacerdote coreano; acaba de celebrarse el 200 aniversario de su nacimiento. La Iglesia católica ha realizado en dos etapas la canonización de mártires en Corea; la primerase llevó a cabo por el papa Juan Pablo II en 1984, que comprende el periodo de 1839 a 1867, con 103 mártires, encabezados por Andrés Kim Taegon y Pablo Chong Hasang; la segunda la celebró el papa Francisco en 2014, durante el periodo de 1791 a 1886, con 124 mártires, encabezados por Paul Yunji Chung. Que se hayan declarado mártires 215 laicos y 12 sacerdotes, pone de manifiesto la importancia de los laicos en la Iglesia. Las dos canonizaciones se efectuaron en Seúl,y los 227 mártires descansan en su catedral Myeongdong. Llama la atención cómo los católicos coreanos han dado testimonio de su fe durante más de cien años de persecuciones, cuya fidelidad no tiene precedentes en la historia. Actualmente el número de católicos en Corea libre constituye más de cinco millones, un 11%, cuyo ejemplo nos interpela a la heroicidad diaria. Porque con Tertuliano: “La sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos”.

Anglicanismo

El fallecimiento de la reina Isabel II nos adentra en la historia, la tradición, la cultura y la religión del Reino Unido. Para lograr entender que los herederos de la Corona inglesa lleven asociado el título de “Gobernador Supremo de la Iglesia de Inglaterra”, tendríamos que remontarnos a la Reforma protestante. La causa principal de la separación de Inglaterra de la autoridad de la Iglesia romana, no fue tanto por la influencia de los intelectuales de la Universidad de Cambridge afines a Lutero, como por el comportamiento personal del rey Enrique VIII (1509-1547). El monarca de la Casa de Tudor era devoto de la Iglesia de Roma, llegando a obtener del papa el título de “Defensor de la fe”; es más, se opuso con firmeza a la reforma luterana. Contrajo matrimonio por primera vez en 1509 con Catalina de Aragón (hija menor de los Reyes Católicos), con quien tuvo cinco hijos; murieron todos menos María, que sería reina de Inglaterra. Al no tener un hijo varón como heredero del trono y enamorarse de Ana Bolena, pretendió anular el matrimonio con Catalina. Pero el papa decretó la validez de dicho vínculo, que había obtenido dispensa por el impedimento de afinidad. El rey consiguió que la mayoría del episcopado inglés, junto con el apoyo de su amigo Thomas Cranmer, profesor de teología al que recompensaría nombrándole arzobispo de Canterbury, declarara válido este su segundo matrimonio con la hija del duque de Norfolk; de esa unión nacería la futura reina Isabel I. El papa Clemente VII amenazó al rey con la excomunión, y entonces Enrique VIII promulgó una serie de leyes que originaron el cisma del país anglosajón con Roma. Los heroicos católicos que se opusieron a reconocer la supremacía del rey sobre la Iglesia, como el Lord Canciller Tomás Moro o el obispo de Rochester Juan Fisher, alcanzaron el martirio al ser decapitados. La misma suerte corrió Ana Bolena, por una acusación inexistente de infidelidad. El rey se casó por vez tercera con Juana Seymour, que murió al dar a luz a Eduardo, futuro rey. Ese año contrajo su cuarto matrimonio con Ana de Cleves, de quien se divorció. Poco después emprendió su quinta unión matrimonial con Catalina Howard, a la que mandó ejecutar. Su última y sexta mujer seríaCatalina Parr. Pese a que Enrique VIII sólo reconocía a su propia Iglesia nacional, se mantuvo al margen de los protestantes, con la práctica de la fe católica. Pero sus sucesores asentaron hasta nuestros días el anglicanismo, que representa a 198 millones de personas y 165 países. Eduardo VI (1547-1553), un menor de edad enfermo, estableció con sus asesores como fundamento doctrinal la Biblia interpretada por la razón individual y la Cena en el sentido calvinista. Le sucedió su hermanastra María Tudor, “María la Católica” (1553-1558) que, en honor a la fe de sus abuelos, abolió la legislación cismática de sus predecesores e Inglaterra volvió a la comunión con la Santa Sede. Cranmer fue recluído en la Torre de Londres y condenado a la hoguera. Esta persecuciónreligiosa causó el efecto contrario. Isabel I (1558-1603) secundó los anhelos de su padre a favor de la Iglesia nacional, con el influjo de las ideas calvinistas, por lo que la ruptura con Roma quedó consumada. En el Reino Unido se considera a san Agustín de Canterbury (604) como el apóstol de Inglaterra. Se trata de saber quién ostenta la primacía en la sucesión apostólica: si el arzobispo anglicano de esa sede o el arzobispo de Westminster que recibió el palio de Roma. Se podría decir que la Iglesia nacional de Inglaterra es una mezcla entre Roma (catolicismo) y Wittenberg(luteranismo) o Ginebra (calvinismo). También que es una síntesis entre el Episcopado, la Biblia, el Libro de Oración Común y la Corona. No obstante, la deriva de un amplio sector anglicano en promover la ordenación de mujeres o el matrimonio homosexual, ha originado el éxodo de numerosos fieles a la Iglesia católica, a través de los Ordinariatos anglicanos. En consecuencia, Enrique VIII provocó la separación de su país con la Iglesia católica, creando la Iglesia de Inglaterra, por la única razón de su soberbia y lujuria, para casarse tantas veces como quisiera. Su legado representa el paradigma del relativismo moral que enunciara Blaise Pascal: “Si no actúas como piensas, terminarás pensando como actúas”.

Huelgas

La reciente visita al monasterio de Santa María la Real de las Huelgas, en Burgos, ha desempolvado algunos recuerdos personales. Cerca de este lugar cargado de historia, transcurrió algún que otro verano de mi infancia; allí, en la galería lateral llamada “Pórtico de los Caballeros” jugaba dando patadas a un balón —ahora sería impensable—. Han pasado algunos años cuando acompañaba a mi tío Salvador, párroco de Las Huelgas, y seguíamos las explicaciones de un guía del monasterio. Este lugar, cercano a la Catedral gótica, fue elegido por Alfonso VIII para fundar un cenobiofemenino. Por entonces, a decir verdad, aquel encuentro de lleno con la Edad Media me parecía un tanto arduo. En cualquier caso, intuía la importancia que albergaba aquella arquitectura medieval que reuníael románico de “Las Claustrillas”; el gótico de la iglesia con las tres naves y el claustro de San Fernando; el mudéjar de la capilla de Santiago; el almohade de la capilla de la Asunción; y el renacentista del “Compás de Adentro”. He tenido que pasar media vida en Andalucía para entender lo que acontecía en Castilla. Entre los lambrequines que exornan el blasón de la ciudad castellana de Burgos (“Caput Castellae, Camera Regia, Prima Voce et Fide”) nos muestran su vocación a preservar los valores de Occidente. Ante la continua progresión hacia Europa de las tropas del califa almohade Muhámmad an-Násir(más conocido como “Miramamolín”), Alfonso VIII con sus aliados aragoneses, navarros, leoneses y portugueses, libraron en 1212, en tierras jienenses, la Batalla de las Navas de Tolosa, para frenar la expansión islámica. Así queda reflejado en el lienzo de 1595, que separa la nave central del coro de la iglesia, obra de los artistas burgaleses Jerónimo y Pedro Ruiz de Camargo. En la parte inferior, las figuras orantes del matrimonio regio: Alfonso VIII y Leonor de Plantagenet o de Inglaterra, que fundaron Las Huelgas en 1187. La palabra “huelgas” no alude a holgar o descansar, como se venía sosteniendo hasta hace poco; según investigaciones recientes obedece a la comarca de pastos para ganados, que no se dedican al trabajo (“huelgo”). Por iniciativa y empeño de la reina de origen anglosajón, el papa Clemente III erige una casa de religión, consagrada a Santa María la Real, que continúa regida por las monjas cistercienses de San Bernardo; pretendía, ya por aquel entonces, que las mujeres alcanzaran dentro de la vida monástica el mismo nivel de mando que los hombres. Una de las condiciones de la donación del monasterio consistía en que sirviera de panteón real para los fundadores y sus sucesores; existen 29 personajes regios enterrados en sepulcros. En la Guerra de la Independencia los franceses profanaron las tumbas y se llevaron losobjetos de valor. En Las Huelgas he encontrado varios nexos de unión entre la “Caput Castellae” y el Santo Reino. No pude dejar de mostrar emoción al descubrir en la Sala Capitular el Pendón de las Navas de Tolosa; un tapiz de 3,30 por 2,20 metros, tejido con hilos de plata y seda de gran colorido; lleva inscripciones cúficas con expresiones que muestran la fe musulmana como “Sólo Dios es Dios y Mahoma su Profeta”. Pero el alborozo fue “in crescendo” al comprobar la presencia de Fernando III el Santo, hijo de Berenguela de Castilla y Alfonso IX, nieto de Alfonso VIII, quienfue aquí coronado y armado caballero en 1219, antes de comenzar la Reconquista de Jaén, Córdoba y Sevilla. No es casualidad que el retablo de la iglesia del monasterio esté dedicado a la Asunción y una nave a Santa Catalina; como que el monarca castellano dedicara el Castillo jienense a Santa Catalina de Alejandría y la Catedral renacentista a la Asunción. Las Abadesas de las Huelgas, durante siete siglos, han gozado de una jurisdicción especial cuasi episcopal, pues sólo dependían del papa; lógicamente, no podía confesar ni celebrar Misa, pero otorgaban licencias a los sacerdotes; además, ostentaban el señorío material que estaba compuesto por 54 villas y numerosas tierras. El señorío jurídico presentaba su propio fuero en materia civil y penal. Quedaba una sorpresa. Visitéla Portería del monasterio donde san Josemaría preparaba durante la contienda civil española su tesis doctoral en derecho sobre “La Abadesa de las Huelgas”. Quién me iba a decir entonces que aquel encuentro “casual” sería premonitorio con la historia.

Asunción

El mes de agosto se presenta rico en celebraciones marianas: Nuestra Señora de los Ángeles, la Virgen de las Nieves, la Asunción de Nuestra Señora y Santa María Reina. Destaca de forma especial la festividadde la Asunción, que, en 1950, fue proclamada como dogma por el papa Pío XI: “la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial”. En esta fórmula se recogen las cuatro verdades de fe que la Iglesia compendia sobre la Virgen María: la maternidad, la virginidad, la concepción inmaculada y la asunción a los cielos. Aunque parezca evidente, habría que distinguir entre lasolemnidad de la Ascensión y la Asunción; las dos hacen mención al cielo, pero la primera se refiere a Jesucristo y la segunda a su Madre. El doctor de la Iglesia san Juan Damasceno, también conocido por el “Orador de oro”, ya en los siglos séptimo y octavo del cristianismo hizo célebre la expresión sobre la conveniencia de la Asunción de la Virgen en cuerpo y alma al Cielo. “Convenía” —reitera en su exposición— que aquella que en el parto había conservado su virginidad, conservase sin ningún tipo de corrupción su cuerpo después de la muerte; por haber llevado en su seno al Creador; por ser la Esposa de Dios; por haber visto a su Hijo en la Cruz; por ser Madre de Dios, para ser honrada por todas las criaturas. Por eso, la liturgia de la Iglesia descifrando el significado teológico de esta celebración, con una belleza extraordinaria, nos acerca a esta fiesta que comienza en Oriente en el siglo VI, y en Roma en el siglo VII. En el libro del Apocalipsis de san Juan, se narra la aparición en el cielo de una figura prodigiosa: una mujer envuelta por el sol, con la luna bajo sus pies y con una corona de doce estrellas en la cabeza. Estaba encinta y a punto de dar a luz y gemía con dolores de parto. Pero apareció también en el cielo —continúa el texto revelado— otra figura: un enorme dragón, color de fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y una corona en cada una de sus siete cabezas. Con su cola barrió la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. Después se detuvo delante de la mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo. Después de la batalla se oyó en el cielo una voz poderosa: “Ha sonado la hora de la victoria de nuestro Dios, de su dominio y de su reinado, y del poder de su Mesías”. En el Santo Reino se celebra este atributo de la Virgen de forma especial. Así lo estableció en 1246 Fernando III el Santo cuando dedicó y ordenó consagrar la antigua mezquita de la ciudad musulmana a la actual Catedral de la Asunción. De ahí que, encima de la Puerta del Perdón o central, presida el bajorrelieve de la Virgen asunta al cielo, de Julián Roldán. Dentro de la catedral renacentista, en la Capilla de San Jerónimo, se puede contemplar en el testero izquierdo, un relieve de la Asunción, del escultor Mariano Benlliure; lo ilustra una frase en latín,extraída del primer libro del Antiguo Testamento: “Ipseconteret caput tuum” (Ella aplastará tu cabeza) —y sigue el texto— mientras acechas tú su calcañar. Además, en la Portada Sur, se exhibe otro altorrelieve de la Asunción de Andrés de Vandelvira; y, por último, en las bóvedas y pechinas del coro, existe otro gran relieve de la Asunción de la Virgen. La Dormición, el Traslado, el Tránsito, distintas formas de expresar la Asunción de la Virgen en cuerpo y alma al Cielo,supone una consecuencia lógica del privilegio de estarlibre de pecado; estoy convencido que le habrá recibido su castísimo esposo san José. En lapreparación de la Asunción de Nuestra Señora —esperanza nuestra y causa de nuestra alegría—, le pedimos que nos ayude en este valle de lágrimas. La “Reina elevada al cielo”, a la que piropeamos como“Puerta del cielo, nos ayudará ahora y en la hora de nuestra muerte. Porque con santa Teresa: “al final de la vida el que se salva sabe y el que no, no sabe nada”.

Diario Ideal 12/08/22